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Crónicas desde la Toscana

Ha llegado la hora de hacer referencia alguna al grandioso viaje a la Toscana. Ha pasado tiempo desde el mismo, el motivo es que no tenía ganas. Por eso habrá un cambio en la forma de contar el viaje con respecto a pasadas crónicas. Mi idea es hacer artículos más cortos y no tan descriptivos de cosa por cosa.

Evidentemente, llegar en coche a la Toscana en sólo un día era tarea difícil, por eso decidimos escoger una localidad que quedara de camino para pasar la noche, y que por otro lado, fuese lo suficientemente interesante. La elección fue Toulouse.

Tardamos aproximadamente 11 horas en llegar, pero como salimos pronto, tuvimos tiempo de disfrutar un poco la ciudad. Escogimos un hotel de cinco estrellas con parking, pequeño, muy normalito, pero muy céntrico.

El viaje fue bien. Además de unas cuantas veces que nos perdimos, una por no llevar mapa y otra porque Pepita estaba mal configurada y nos sacaba de la autopista, no pasó nada raro. Al final, decidimos parar antes de cruzar la frontera y comprar un mapa de Francia donde saliera nuestra situación actual, camino de Irún. Soportamos el inmenso tráfico de la frontera y cruzamos sin más complicaciones. Bueno, yo era la segunda vez que pisaba Francia, pero París está mucho más al norte, por lo tanto en parte era territorio desconocido. ¿Qué decir de las autopistas en Francia? Bueno, anchas, buen asfalto, 130 como límite de velocidad... pero muchos peajes. Cada poco tiempo había que parar, aunque en algunos casos sólo hubiese que pagar 70 céntimos.

Llegar al hotel fue sencillo. Pepita (nuestro GPS, por si nadie se percató), nos llevó al hotel de maravilla. La razón era evidente, Pepita mandaba salir siempre de la autopista, y el hotel estaba en el centro de Toulouse. Por supuesto, la teníamos ya controlada y salimos en la salida que nos pareció más oportuna.

Y Toulouse. Bella ciudad, no hay duda. Recorrimos gran parte del centro andando. A destacar la Place du Capitole, una gran plaza espaciosa.

Por un lado destacan los soportales llenos de restaurante, que generan un ambiente impresionante en la plaza. Por otro, la presencia del Ayuntamiento de Toulouse, Le Capitole, y que da nombre a la plaza. La foto es en la entrada el mismo.

Toulouse es una ciudad preciosa pero también sucia. La plaza evidentemente estaba impecable, pero muchas de las calles que había cerca tenían un olor insoportable. Es una extraña combinación, desagradable para el turista. Sin embargo, no puedo evitar tener un recuerdo positivo.

Evidentemente Toulouse es una gran ciudad y por ello seguramente no vimos demasiado. Sin embargo no puedo olvidar otra de las plazas. La Place du Président Thomas Wilson es una plaza de forma elíptica. Tiene restaurantes en el exterior y otros comercios, y en el centro, una jardín con un carrusel precioso. Lo que más me gustó fue la forma, el ver los edificios en curva. 

Por supuesto, no cenamos en ninguna de las plazas mencionadas, más que nada porque los precios también eran elevados, y en el primer día de viaje fuimos a algo más económico. Creo que con el tiempo aprendimos a pasarlo mejor y no cortarnos de nada. Así que nos fuimos a una tercera plaza, con ambiente también, pero de menos caché, y comimos en la terraza de un restaurante.

Impresionante Toulouse, bonita de día y de noche. Y espero volver a verla.

2 comentarios

toncholeto -

foto cojonuda de la toscana¡¡¡ lastima que todo haya quedado en empate.

Antía -

Impresionante Toulouse. No nos olvidemos de sus bicicletas, de su museo de arte contemporáneo con esa plaza en la que tumbarse a ver a los viandantes y en la que dejar pasar el tiempo, de lo demasiado rápido que hablaba la camarera del restaurante (por cierto, yo creo que el restaurante en el que cenamos era estupendo, y no te olvides de que todas las mesas tenían una jarra de agua menos la nuestra, sigo sin saber por qué, y de que pagamos la cuenta en un extraño cubilete de metal... todo muy moderno). En definitiva, una ciudad maravillosa y más que recomendable.